
Hola, soy J.C. González, creador del Método P.A.D.R.E.,
y quiero contarte una historia muy personal.
Hoy me dedico a ayudar a padres y madres a construir familias equilibradas, llenas de propósito y amor.
Pero no siempre fue así.
Desde muy joven sentí una profunda necesidad de comprender la vida.
Esa búsqueda me llevó al estudio del desarrollo humano, el autoconocimiento y la transformación interior.
Durante más de una década me dediqué a enseñar, acompañar procesos y a impartir conferencias sobre crecimiento personal en distintos países de Centroamérica.
En todo ese tiempo ayudé a muchas personas a mirarse por dentro, a entender sus emociones y a encontrar equilibrio.
Pero aún no imaginaba que la prueba más grande no sería una conferencia, sino mi propia familia.
Cuando supe que iba a ser padre, mi vida se movía entre viajes, clases y proyectos.
No estaba buscando ser papá, ni tenía una estructura de hogar sólida.
Mi pareja y yo vivíamos en países distintos buena parte de la semana, y de pronto, la vida nos pidió algo que no sabíamos construir todavía: una familia.
Cuando nació mi hijo, todo cambió.
Nuestra relación, que era apasionada pero inestable, empezó a mostrar grietas.
Las discusiones eran frecuentes, el cansancio nos superaba y la convivencia se volvió una prueba constante.
Y aunque enseñaba sobre equilibrio y conciencia, en casa todo se sentía lejos de eso.
Esa contradicción dolía.
Cuando llegó la pandemia, el mundo se detuvo, y también mi vida.
Nos contagiamos de COVID-19, y cada uno debió dormir aislado:
mi esposa con nuestra bebé recién nacida,
mi hijo solo frente a una pantalla,
y yo, mirando cómo la distancia se hacía emocional también.
Fue entonces cuando vi a mi hijo transformarse.
Pasó de ser un niño alegre a uno irritable, sensible, reactivo.
Frases como “no quiero vivir” salían de su boca, y eso me rompía el alma.
Buscamos ayuda.
Fui a psicólogos, leí libros, tomé cursos.
Pero nada parecía llegar a la raíz del problema.
Hasta que un día comprendí algo que me cambió para siempre:
no podía cambiar a mi hijo si yo mismo no estaba dispuesto a cambiar.
Ese pensamiento fue el inicio de todo.
Empecé a mirar hacia dentro con más profundidad.
A unir todo lo que había aprendido durante años sobre mente, emociones, filosofía y conducta humana,
y lo llevé a mi propia familia.
No fue un proceso rápido ni fácil.
Hubo lágrimas, silencios y reconciliaciones.
Pero poco a poco empezamos a transformarnos.
Hoy, las peleas ya no son batallas, sino conversaciones.
Mi hijo nos recuerda con sabiduría infantil:
“No se peleen, porque cuando lo hacen, todo se vuelve horrible.”
Y mi esposa suele decirme:
“Gracias a Dios, cuando discutimos, ya no somos los mismos.”
Esas frases, simples pero poderosas, son la prueba de que el cambio es posible.
Así nació el Método P.A.D.R.E.,
no como una teoría más, sino como un camino real para sanar la relación entre padres, hijos y pareja.
Descubrí que la educación no empieza en la escuela, sino en el corazón del padre y la madre.
Que los hijos aprenden más de nuestras emociones que de nuestras palabras.
Y que los conflictos no destruyen a una familia:
lo que la destruye es no transformarlos.
Cada principio del Método P.A.D.R.E. nació de esa vivencia:
de entender que los padres somos el modelo emocional del hogar,
y que cuando encontramos equilibrio, todo lo demás empieza a florecer.
Hoy dedico mi vida a compartir ese aprendizaje con otros padres.
A mostrarles que la armonía familiar no es un sueño inalcanzable,
sino una práctica diaria que empieza dentro de cada uno.
Mi propósito es claro:
formar padres sabios y madres amorosas que construyan familias ideales.
No perfectas, sino reales, conscientes y llenas de amor.
He pasado los últimos años preparando este proyecto con el corazón,
integrando todo lo que sé sobre desarrollo humano, psicología, filosofía y espiritualidad práctica,
para convertirlo en una guía sencilla, transformadora y profunda.
Y hoy quiero compartirlo contigo.
Si estás cansado de los gritos, del desgaste o de sentir que tus hijos no te escuchan…
si sientes que la vida familiar te supera y no sabes cómo volver a conectar,
quiero decirte algo: te entiendo.
Yo también pasé por ahí.
Y descubrí que sí hay un camino.
El Método P.A.D.R.E. es ese camino:
una ruta práctica para que te reconcilies contigo mismo, con tu pareja y con tus hijos.
Y si hoy estás aquí, no es casualidad.
Quizás también ha llegado tu momento de transformar tu hogar.
Porque si mi familia logró sanar,
la tuya también puede hacerlo.